Saludos cordiales a todos los lectores de Periodicano, espero se encuentren muy bien y sin importar por qué plataforma o país nos estés leyendo, quisiera iniciar sin más preámbulos justamente con la pregunta que nos titula esta entrada del blog.
Cuando vemos a alguien mayor que nosotros sin conocerlo, podríamos pensar que es un hombre sabio, digno de admiración y respeto y que, por sobre todas las cosas, también afirmamos a fe ciega que ese individuo mayor a nosotros, o que al menos lo aparenta, ha vivido más años que nosotros, y por consiguiente, ha pasado por las mismas situaciones que nosotros o, dicho de otra manera, por más situaciones que nosotros.
Sin embargo cuando vemos a alguien más joven, tendemos a sentirnos en algún aspecto, superiores por el simple hecho de haber vivido más experiencias que él o ella. No necesariamente actuamos de manera arrogante ni mucho menos, pero nadie podría negar que alguien que ya ha cumplido cierta edad, se siente superior a otro más joven solo por tener una edad más avanzada.
¿Alguna vez se preguntaron por qué los niños aprenden más rápido que los adultos?.
Hay quienes dicen que no se le puede enseñar nuevos trucos a un perro viejo, y si bien es cierto que todo lo que aprendimos a desarrollar de una determinada manera nos parece ser la única o la mejor forma de llevar a cabo dicha tarea pero, a la hora de aprender un nuevo método para lo mismo nos resulta aburrido, tedioso o hasta innecesario de aprender, porque lo justificamos creyendo que ese algoritmo que nosotros estamos tan acostumbrados a hacer es la mejor opción.
He conocido gente mayor que yo con este pensamiento arrogante y que por no querer aprender nuevos métodos, quizás más prácticos, dejaban de aprender. Y nunca hay que dejar de aprender, porque nunca dejamos de hacerlo.
Todos los días se aprende algo nuevo.
También he recibido consejos y enseñanzas de gente más joven que yo, y que gracias a estar abierto a sus enseñanzas, he cambiado mis métodos por unos mejores, más efectivos y rápidos con el mismo resultado y, en algunos casos, mejores resultados.
Al vivir estas experiencias me he planteado el cuestionamiento del título, y también me he preguntado porqué un niño aprende más rápidamente que un adulto.
Creo que los niños tienen esa capacidad de asombro que los lleva a aprender todo lo que se le enseña creyendo que es la mejor manera. Cuando estos crecen, y alguien externo a ellos desea enseñarles algo que ya han aprendido, probablemente actúen arrogantemente, justificando su actitud avalando y garantizando que ya saben hacer eso.
Obviamente, según la ley, alguien deja de ser niño a los veintiún años, en algunos países esta edad baja a los dieciocho, pero la verdad es que no podemos determinar exactamente cuándo dejamos de ser niños porque, como dijimos anteriormente, existen niños muy maduros para su edad y también adultos con mentalidad de niño y es por eso que no se podría establecer un número de edad exacto en el cual uno deja de ser niño.
En conclusión responderemos a la pregunta que hicimos en el título de la entrada de la siguiente manera.
No existe una edad para dejar de ser niño, pero alguien deja de ser niño cuando deja de sorprenderse por aquellas cosas que nos sumergieron en su momento. Cuando ya no nos sorprenden las burbujas, ni las nubes, ni los videojuegos.
Dejamos de ser niños, cuando perdemos esa capacidad de asombro y asumimos que todo lo que aprendimos a lo largo de nuestra vida, es así porque tiene que ser así.
Cuando entendemos esto, podemos optar por dos actitudes frente a todas las situaciones que rodean nuestra realidad, o dejamos de aprender y nos quedamos con todo lo que aprendimos hasta el momento sin cambiar nada, o comenzamos a actuar un poco más como niños, y volvemos a sorprendernos para poder seguir aprendiendo y, además de todo, creciendo.

Comentarios
Publicar un comentario